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lunes, 15 de julio de 2013

Patti-López. Los magos de la crianza y un viaje al futuro

La paciencia es a mi modo de ver, un rasgo de personalidad madura. Es la virtud que ciertas personas tienen para que las cosas sucedan, cosas que saben que no dependen de ellos, si no de un lapso de tiempo específico.
Es muy difícil ser pacientes en nuestro mundo moderno, todo está a un click de distancia y muchas veces la mente se obnubila con esta inmediatez que vivimos cada día.
En el mundo del vino también sucede, hace años vengo repitiendo que somos una generación de bebedores de vinos duros. La impaciencia ha tomado control de nuestras vidas y todo lo queremos ya, no hay caso, es así.
Por suerte hay en el mundo, productores que hacen gala de esta virtud. En Argentina son pocos los que apuestan a este tipo de vinos, pero afortunadamente hay un mercado que los sostiene y les sigue dando un papel protagónico en la escena vinícola vernácula.
Hace pocos días, gracias a la invitación de Patricio Tapia, pude asistir a una épica reunión en Aldo´s vinoteca. El tema era poder degustar los vinos de Patti y los Montchenot de Bodegas López, en su estado embrionario. Un alucinante viaje al futuro, puesto que los vinos de Patti no verán la góndola hasta de no menos de 5 años y en el caso de los de López, no menos de 10 años. Debe ser la primera vez que se hace una reunión de éste tipo en Buenos Aires, con la presencia de Carmelo Patti y de Eduardo López.
A modo de aperitivo y mientras llegaban los invitados, pudimos probar un malbec de Casablanca fermentado y criado en viejas tinajas de greda, idea de Tapia y Michelini que dieron en llamar "Esperando a los Bárbaros", un tinto basado en la frescura y la mineralidad, de esos que se beben por litros, que no te hacen pensar demasiado, solo empinar el codo y buscar un sorbo mas para darte cuenta que la botella se terminó.

Ya metidos en la degustación y previa charla introductoria, nos sirvieron los 3 componentes base del MONTCHENOT 2013 y en una copa aparte lo que podría ser el corte definitivo del vino. Vale aclarar que cada varietal se cría por separado y el corte final se define recién antes del embotellado.
Tanto el merlot como el Malbec de López para el Montchenot, fueron vinos muy aromáticos y con una gran acidez, en el caso del Cabernet la intensidad aromática era menor, con notas vegetales y un grado tánico importante. Cuando pasamos al corte, en nariz estaba muy cerrado y en boca bastante astringente. Me llamó mucho la atención que los 3 varietales estaban bebibles, pensaba encontrarme con vinos totalmente desequilibrados y la sorpresa fue general.


Luego pasamos al CARMELO PATTI MALBEC 2013, CARMELO PATTI CABERNET SAUVIGNON 2012 y al CARMELO PATTI GRAN ASSEMBLAGE 2013. En este caso ocurrió algo similar, vinos bien aromáticos, con buena acidez y una carga tánica importante, pero sorprendentemente, muy bebibles, sobre todo el Cabernet que era una cosa de otro mundo.

Seguimos con MONTCHENOT 2003, el blend que sigue su estilo histórico, en esta ocasión lo siento más intenso que la añada anterior, pero siempre equilibrado, un clásico que no pierde vigencia, que se apoya en la potencia del Cabernet la elegancia del Merlot y la pureza frutal del Malbec, beber esta etiqueta implica entender lo que los hacedores quieren. Y lo que quieren es que exista armonía en el corte final, créanme que lo logran.


Llegó el turno de CARMELO PATTI CABERNET SAUVIGNON 2005, un cabernet que se desliza por la boca con una elegancia y un equilibrio sin igual, nada duele, todo está en su punto justo, puro placer, mucho cuerpo sin astringencia. Complejo, aromático, equilibrado y que seguramente seguirá creciendo en botella.

Pasamos al MONTCHENOT 15 AÑOS 1997, aquí empezamos a ver lo que la crianza logra con estos vinos, en nariz aparecen la fruta seca, los hongos y el sotobosque, siguen manteniendo un gran equilibrio pero con mas complejidad, en boca todo resulta, cada cosa está en su lugar y fiel al estilo de la bodega.

A continuación seguimos con el CARMELO PATTI GRAN ASSEMBLAGE 2004, otro que hace gala de su crianza, si bien es más intenso que el Montchenot, sigue en la línea de la elegancia y el equilibrio, ningún descriptor tapa a otro, todo parece fundirse en una expresión. Amable, opulento, con una acidez punzante, el vino pasa por la boca de una manera increíble, como si uno no lo sintiera, pero el final es interminable.

Ya para la cena degustamos MONTCHENOT 20 AÑOS, que se encontraba impecable, con notas parecidas al 15 años pero con mas evolución, agregando mas notas de complejidad, realmente sorprendente. También degustamos CARMELO PATTI MALBEC 2007, uno de mis vinos preferidos y de los que más he comprado en 2012, para mí es un malbec con todo lo que tiene que tener esta cepa, un best buy de Lujan de Cuyo, un viejo conocido que ya he recomendado en éste blog hace tiempo.

La cena transcurrió con grandes vinos de crianza, Patricio de encargó de traer de su cava personal etiquetas de Italia, Francia, España, Portugal y Chile. Todos estuvieron muy bien pero me quedo con dos joyas como son el VIÑA TONDONIA RESERVA 2001 y el TRAVAGLINI GATTINARA 2007, dos de esos tintos que se alinean a mi gusto personal casi a la perfección.

Esta degustación fue para mi un lujo en el patio trasero de mi casa. Una clase magistral dictada por los que considero los maestros de la crianza de vinos de Argentina. Poder conversar con Eduardo López acerca de todos los procesos que se efectúan en su bodega o charlar cara a cara con uno de mis héroes como es Carmelo Patti, son cuestiones accesorias. Lo importante de esta cata, fue poder comprobar que estos vinos que probamos son de una CALIDAD SUPERLATIVA. Estoy convencido que un vino sin calidad no puede durar en el tiempo, lo he comprobado con vinos de muy alto precio y con grandes puntajes que mueren a los 5 o 6 años de su cosecha. Por suerte no es el caso de estos vinos que pudimos degustar, todos tienen un largo camino por delante.


Gracias a Carmelo Patti, Eduardo López, Patricio Tapia y a Aldo´s vinoteca. Por propiciar una de las reuniones mas significativas de los últimos tiempos en Buenos Aires.

jueves, 20 de junio de 2013

Desafío Federal 2013 ¿Hacia dónde va el Malbec?

El pasado sábado 8 de junio se realizó en el Hotel NH Tango de la ciudad de Buenos Aires la tercera edición de El Desafío Federal. Una noche íntegramente dedicada al Malbec donde 93 participantes degustaron 64 etiquetas de diferentes regiones de la Argentina. Entre los asistentes estuvieron enólogos, sommeliers, distribuidores de vinos, vinotequeros, comunicadores y simples amantes del vino que disfrutaron de una larga noche de vinos.

Las 64 muestras fueron divididas en 3 categorías según su precio sugerido de venta al público:

Entre 50 y 110 Pesos
Entre 120 y 190 Pesos
Entre 195 y 400 Pesos
Los participantes podían elegir el método que les resultara más práctico para evaluar los vinos y solo se les pidió que eligieran en orden del 1° al 6° de cada categoría según su preferencia. Asignándole 6 puntos al primero, 5 al segundo, 4 al tercero, 3 al cuarto, 2 al quinto y 1 al sexto, luego se sumaron los puntajes de todos los degustadores y se anunciaron los 6 preferidos de cada categoría. En el siguiente LINK pueden ver la lista completa de las muestras degustadas.

Resultados Categoría Malbec entre 50 y 110 Pesos
1- Etchart Gran Linaje Malbec 2011 (Salta)
2- Trivento Reserva Malbec 2012 (Mendoza)
3- Noble de San Javier Malbec Reserva 2011 (Córdoba)
4- Durigutti Malbec Clásico 2011 (Mendoza)
5- Saint Felicien Malbec 2010 (Mendoza)
6- Marcelo Pelleriti Reserve Malbec 2008 (Mendoza)
6- Collovati Malbec 2009 (La Rioja)
8- Dante Robino Malbec Reserva 2010 (Mendoza)
9- Huarpe Taymente Malbec 2011 (Mendoza)
9- Renacer Punto Final Malbec Reserva 2010 (Mendoza)
* Nota: Hubo empate en el 6° y 9° lugar

Resultados Categoría Malbec entre 120 y 190 Pesos
1- El Esteco Fincas Notables Malbec 2010 (Salta)
2- Huarpe Selección de Bodega 2010 (Mendoza)
3- Riglos Gran Malbec 2010 (Mendoza)
4- Colomé Estate 2010 (Salta)
5- Nube Negra 2010 (Mendoza)
6- Lagarde Malbec DOC 2010 (Mendoza)
7- Celedonio Gran Malbec 2011 (Mendoza)
8- Félix Malbec 2010 (Salta)
9- Malbec de Ángeles 2010 (Mendoza)
10- Mundo Revés Malbec 2011 (Mendoza)
10- Laborum Malbec 2011 (Salta)* Nota: Hubo empate en el 10° lugar


Resultados Categoría Malbec entre 195 y 400 Pesos
1- DV Catena Nicasia Malbec 2010 (Mendoza)
2- Dante Robino Gran Dante Malbec 2009 (Mendoza)
3- Aleanna El Enemigo Malbec 2010 (Mendoza)
4- Casarena Single Vineyard Malbec Agrelo 2010 (Mendoza)
5- Gimenez Riili Gran Reserva Malbec 2009 (Mendoza)
6- Riccitelli República del Malbec 2011 (Mendoza)
7- Sophenia Synthesis Malbec 2009 (Mendoza)
8- Trapiche Gran Medalla Malbec 2005 (Mendoza)
9- Casarena Single Vineyard Malbec Perdriel 2010 (Mendoza)
10- Monteviejo Lindaflor Malbec 2008 (Mendoza)

El desafío federal está organizado por Francisco Rivero Segura, un simple amante del vino, quien año a año sube la apuesta. Es un trabajo enorme el que hace para organizar éste evento. Mi más sincera admiración, yo no sería capaz de hacerlo. En ésta ocasión todo estuvo muy bien, las muestras a temperatura, servicio profesional, buen servicio de catering y demás detalles que te hacen sentir a gusto. Como ejemplo, a la hora de comer, uno puede elegir de las muestras que sobraron para acompañar la cena, lo cual me parece genial, ya que si un vino te llamó la atención, tenés la oportunidad de volver a probarlo más tranquilo. No tengo críticas para lo que es la fase organizativa, tampoco podría hacerlo ya que a Francisco lo conozco de hace mucho, es compañero de muchas catas y reuniones, seguramente eso me influye para ver la parte buena y obviar lo que a otros puede parecerles negativo.
 
El gran Willy y yo entrando al DF2013
Mi crítica negativa hace foco en las 64 muestras que pudimos degustar ese día. No es que estaban defectuosas, ni tampoco objeto la calidad de ninguna de ellas. Algunas muestras, sobre todo de la primera tanda, se sentían bastante artificiales, con esos típicos aromas de los chips y las duelas, pero por suerte fueron pocas.
Por lo que pudimos apreciar en éstas 3 tandas, TODOS BUSCAN LO MISMO, parece que el futuro del malbec argentino esta signado. Si bien la madera se siente menos que en otros años, seguimos en la línea de mucha concentración, mucha madurez, mucho alcohol, todo exacerbado, tratando de posicionar a la cepa como vino de impacto. Por suerte algunas bodegas apuestan a otros aspectos, pero son pocos y el mercado se cierra para los que buscan algo diferente. Parece inconcebible que el malbec tome un rumbo diferente. Me queda la sensación que no se lo permitimos. Sé que existen otras maneras, pero por el momento quien envia vinos a un concurso, prefiere optar por éste tipo de etiquetas. De esos que impactan, que golpean, que por más que se queden atrás en precio, puedan dar pelea a los grandes. Me llama mucho la atención que un tinto de Buenos Aires o Córdoba sea tan parecido a uno de Salta o Mendoza. Por supuesto que las zonas tradicionales llevan las de ganar, ellos tienen muchos más años de experiencia y ensayo. Otra de las sensaciones que me quedan, es que la industria tiende a copiar el modelo que es exitoso, sin preocuparse demasiado por lo que dice el terruño.

Espero volver a la próxima edición del desafío federal, un evento que al menos a mí, me sirve como guía de hacia dónde va el mundo del vino en Argentina.


lunes, 17 de junio de 2013

Le Marche, aromas, sabores, comida y vino

Cuando era pequeño y volvía del colegio caminando, esos 1200 metros que me separaban de mi hogar estaba plagado de aromas de cocina. Era el mediodía y casi todas las mujeres de la década del 70 cocinaban a esa hora esperando la llegada de sus hijos, o bien, quedaban resabios de la comida que acababan de servir para los que iban a la escuela del turno tarde. La realidad es que tengo una fijación casi enfermiza con los aromas y desde muy temprana edad, todo lo que iba a ingerir me lo llevaba a la nariz como si de ello dependiera la ingesta. Por aquellos días de mi infancia me era muy fácil reconocer lo que había para comer en casa antes de cruzar el portón y esos aromas, muchas veces, eran los que determinaban mi humor previo al almuerzo.
Esto viene a cuento para explicar lo que los aromas son en mi vida, pueden hacerme sentir cómodo y a gusto, o todo lo contrario si no son de mi agrado.  Así me ha pasado en varias ciudades y sitios que he visitado. Hay ciudades que huelen raro, en las que no me hallo y por consiguiente, no puedo sentirme a gusto en un lugar que no me gusta como huele. En mi último viaje a Italia me ha ocurrido algo sorprendente, la mayor parte del tiempo me he sentido como en casa y mucho tiene que ver con los aromas de la cocina y del vino.
Tanto en Florencia, Roma y en casi toda la región de Le Marche, he reconocido aromas que me hacían sentir como en mi tierra, muchos actuales, otros de mi niñez. No así en Venecia, Bologna o  Siena.

Para no ser tan extenso quiero referirme a mi estancia en Porto San Giorgio y en cada ciudad de la región de Le Marche que pude visitar. La comida y el vino fueron factores fundamentales de mi bienestar en éste sentido. Además de la calidad de las pastas, carnes, pescados y verduras que hay en los mercados, me tocaron en suerte grandes cocineras. Otro tema fueron los aromas, las especias como el romero, salvia, orégano fresco, menta, laurel, etc., eran los perfumes que me acercaban a casa, en cada almuerzo o cena en mi periplo por la zona.

Con el vino me sucedió algo parecido, si bien probé vinos  a las que no estoy acostumbrado como lo son: Rosso Piceno, Rosso Piceno Sup. DOC, Falerio dei Colli Ascolani DOC, Offida Pecorino Doc, Offida Passerina Doc, Colli Maceratesi DOC - Marche Rosso IGT, Serrapetrona DOC, Vernaccia di Serrapetrona DOCG, Rosso Conero DOC, Lacrima di Morro D'Alba DOC, Verdicchio di Matelica DOC y Verdicchio dei Castelli di Jesi DOC, en casi todos sentí una nota familiar, casi argentina.

Los vinos de Le Marche no son por lo general vinos de concurso, por el contrario, están muy lejos de serlo, para que se den una idea, son pocos los bodegueros que conocen a Antonini o Pagli, en esta zona se hacen vinos para los marquillanos, porque entre otras razones, son muy localistas. Por supuesto que hay vinos que me gustaron mas que otros, no puedo olvidarme del Rosso Piceno de Velenosi,  el Montepulciano y el Pecorino de Dianetti,  el Verdicchio dei Castelli di Jesi de Villa Bucci, el Rosso Cónero de Le Terrazze o el Falerio de Cherri, por citar algunos.

Hay un orgullo y una necesidad de pertenencia que me ha resultado extraña y emotiva. Por ejemplo, los barolos, brunellos, supertoscanos y demás, parecen extraños para los habitantes de esta zona, como si estos grandes vinos de Italia fueran extranjeros.

He cosechado una anécdota que lo grafica de manera algo graciosa.
Un domingo, un primo me lleva a comer al restaurante de sus cuñados en Santa Vittoria, entre los vinos de exposición había un Sassicaia, le pregunto al dueño cuánto cuesta beberlo en la mesa y me responde que sale 200 euros, a lo que mi primo exclama “200 euros por un vino”, el cuñado le responde sin sacar la mirada del noticiero, “no es un vino, es Sassicaia, a los americanos les encanta”. Previamente había seleccionado en la cava del restaurante un Tignanello 98 para el almuerzo, luego de esa sentencia no me atreví a sugerirlo.

Ese día comí como si fuera el último de mis días, lo que me traían lo devoraba sin preguntar, los aromas  y los sabores, me llevaban a un lugar de sumisión donde solo podía engullir y decir “grazie”. Por supuesto almorzamos con un Rosso Piceno, uno de esos tintos austeros y minerales, donde prima la frescura y la fluidez. No recuerdo la etiqueta, la miré pero no la retuve, porque no importaba, ese día el vino no era protagonista como lo es para mi casi siempre. Ese día fue parte de un conjunto de aromas y sabores, que se mezclaban con las charlas y las risas.

No sé si entendí algo de lo que el vino es para Le Marche y sus habitantes, sé que es parte de su paisaje y su cultura. No sé si fueron los aromas y los sabores. Pero si les aseguro, que lo pude disfrutar.

martes, 28 de mayo de 2013

Los vinos de Dianetti, el artesano invisible de Carassai

En cada región donde la vid pueda ser vinificada, existe una raza de hombres que a mí me genera entusiasmo y admiración. Me refiero a los artesanos del vino, esos que suelen ser invisibles para la industria. No sé bien porque razón estos tipos me generan una empatía particular, seguramente se deba a que siento que son la
expresión primaria del vino.
Gracias a la invitación de mi primo Simone, éste año pude conocer a uno de ellos.

La hacienda vinícola Dianetti nace de la experiencia de Mamá Giuliana en la viticultura y de la pasión por el mundo del vino de su hijo Emanuele.
La empresa está ubicada en el Marche Carassai, en un bello oasis natural ubicado sobre una colina en el lado sur de la Val Menocchia.
Un valle muy estrecho, soleado y recorrido por las brisas marinas que provienen del Mar Adriático, goza de un clima ideal para el cultivo de la vides históricas de la zona: Pecorino, Passerina, Montepulciano y Sangiovese.
Altas temperaturas durante el día, bajas por la noche y el suelo  arcilloso-calcáreo, dan el carácter y la personalidad de los vinos típicos de las uvas con las que se producen.
Los viñedos están plantados entre 1998 y 2004, se extienden a lo largo de 5 hectáreas en el sur y laderas al sur-oeste de los suelos de piedra caliza y arcilla.
Es un negocio familiar y todo el manejo del viñedo se realiza manualmente en todas las etapas del ciclo de producción.
Luego de unos cuantos minutos de viaje, nos fuimos internando cada vez más en caminos de campaña, el paisaje se iba transformando y mientras más subíamos, mas viñedos aparecían. Así fue que llegamos donde funciona Vini Dianetti. Era sábado y Emanuele estaba trabajando con la madre en la bodega, su hija jugaba en el parque bajo la atenta mirada de la nona. Hablamos durante un buen rato de los viñedos, el clima, los suelos arcilloso-calcáreos, la vinificación y demás. Mamma Giuliana es una viticultora de siempre, las uvas regularmente eran vendidas a los bodegueros de la zona, hasta que Emanuele comenzó a interesarse en hacer vino y seleccionó 5 hectáreas que considera las mejores para expresar lo que siente por el vino. Es una filosofía poco intervencionista, ya sea en la viña como en la bodega, porque cree fervientemente que el vino es como la viña lo ha dado.
Pasamos a la casa a degustar un par de sus vinos, Emanuele quería mostrarme lo mejor de su portafolio.

Arrancamos con VIGNA GIULIA PECORINO 2012, un blanco con 15º de alcohol, amarillo brillante con reflejos verdosos, con una impactante nariz frutal donde se destaca el damasco y la piña, también aromas minerales y suaves dejos florales. En boca tiene un peso importante, a la temperatura que lo tomamos el alcohol no se siente, es bastante fluido pero con final largo y persistente. Es de esos blancos arrolladores, impactantes, untuosos y con nervio.
Seguimos con VIGNA GIULIA MARCHE ROSSO 2009, 100% Montepulciano con 14.5º de alcohol. Rojo granate brillante con ribete púrpura. Aromático y untuoso en nariz, destaca la fruta negra fresca, aromas minerales y los tostados de su paso por barrica. En boca es fluido pero intenso, la mineralidad y la acidez juegan un papel fundamental en el retrogusto, los taninos redondos y la madera todavía en un plano bastante protagónico. Un tinto de intensidad media, ideal para la comida, con carácter y elegancia.
Aprovechándome de la generosidad de Emanuele, le pedí que me hiciera probar ese Montepulciano que tenía en tanque,  quería sentirlo en su estado embrionario, medio sorprendido accedió gentilmente. Mis sospechas eran ciertas, en ese tanque se encontraba el alma del VIGNA GIULIA MARCHE ROSSO. Un jugo fresco, ácido, mineral,  lleno de carácter y personalidad. En ese momento entendí como éste joven hacedor de vinos, intenta expresar a ese Montepulciano de Le Marche.

Es una interpretación que me gusta, me satisface, me llena de regocijo.
4 generaciones en Carassai
Fotos, agradecimientos, saludos, promesas de volver a Carassai  y la partida inexorable.

En el almuerzo con Simone, pudimos también sorprendernos con un rosso piceno que vinifica Emanuele, otro tinto de similares características, para beber por litros, de esos que se hermanan con la comida y que se terminan rápido.

Los vinos Dianetti son la visión de una familia de Le Marche, una mirada introspectiva, honesta, laboriosa, cargada de pasión, amor y disciplina.

Uno de esos emprendimientos invisibles, pero que resultan imprescindibles para entender los que es el vino de esta hermosa región de Italia.

Para mas información pueden visitar el sitio web www.dianettivini.it