El pasado sábado 26 de mayo, en Santiago de Chile, se realizó en el restaurante Lucila de
Nosotros en el GAM, la edición XVI de la feria Chanchos deslenguados creada por
Sebastián Alvear. Es la feria a la que hace años quiero ir, pero siempre por algún motivo, me ha sido imposible
asistir. Todo llega y este año pude darme el gusto.
Vinos sin tabú es su slogan y toda una declaración de
principios, quien asiste, sabe que va a
encontrarse con cosas que están a contramano del mainstream. El perfil
de la feria es acercar al público Santiaguino, productores que son
invisibles para la gran industria del vino trasandino, sin embargo alguno de ellos son productores de renombre mundial. Sebastián se preocupa en
seleccionar a esos pequeños proyectos rupturistas y a la vez darle la
posibilidad al productor de mostrar su trabajo. Digo esto porque hablando
con expositores, el alquiler del stand es económico y sumado a que también
pueden vender sus vinos, en algunos casos terminan amortizando la inversión. La
entrada es también muy accesible, 8000 pesos chilenos (aproximadamente 12
dólares). Da la sensación que todos
ganan, lo cual también me suena a rupturista, dado el concepto "feria de vinos" al que uno está acostumbrado.
Chanchos deslenguados es una feria itinerante ya que en cada edición cambia de
lugar. En ésta última, el GAM fue una gran elección en mi opinión, puesto que está muy cerca de
la parada del metro y a mano de todo. El hecho de que se hiciera en un
restaurant del predio es otro punto a favor para el asistente que quiere ir
temprano y almorzar algo en el lugar, a un costo también muy económico. Otro cosa que me gustó y vengo reclamando a otras ferias, es el hecho que si un vino te gustó mucho, puedas comprarlo, cuantas veces nos ha pasado de ir a un evento de vinos, probar un vino que te encanta y luego no conseguir esa etiqueta o cosecha nunca mas.
El evento se desarrolló en el horario de 11 a 19 hs y
pasaron aproximadamente 500 personas, en un orden bastante sorprendente. El clima es entre relajado y festivo, en las 8 horas que dura el evento, hay tiempo mas que suficiente para recorrer los 25 expositores y probar todo,
almorzar, charlar, escuchar música, relajarse en el patio del GAM y si te quedan dudas volver a probar.
Vayamos a los vinos y sus productores. Entre los ya clásicos
de Chanchos, pude encontrarme entre otros a viejos conocidos como Villalobos, Montsecano y el mítico Louis
Antoine Luyt en persona. Los demás proyectos casi que no los conocía y en la mayoría de los casos me encontré con productores que hacen vinos de buenos a excelentes. Sentí que hay una línea que une conceptualmente a todos y frases repetidas en cada stand, las que mas he escuchado son:
-Vinos naturales-Parras viejas-Poco agregado de
sulfuroso-Expresión de terruño-Poca intervención enológica-Vinos frescos-Acidez
natural-Levaduras indígenas.
En la recorrida final, estas frases no parecen estar muy
lejos de lo que he probado y no caen como muchas veces me ha pasado, en un vacio sin sentido.
Me he vuelto a encontrar con cabernet frescos y crujientes, pinots tensos y puros, carignan que son pura fruta y acidez, cinsault austeros con tremendo peso en boca, mucha uva país con diferentes estilos que van desde recios a suaves, blancos y naranjos que desafían el paladar con filo y sutileza, sidras de manzana y membrillo deliciosas de una pureza sorprendente, etc.. Si tuviera que resumir todo lo que he probado y utilizando una sola palabra, creo que PUREZA es la que mejor define mis sensaciones.
Me he vuelto a encontrar con cabernet frescos y crujientes, pinots tensos y puros, carignan que son pura fruta y acidez, cinsault austeros con tremendo peso en boca, mucha uva país con diferentes estilos que van desde recios a suaves, blancos y naranjos que desafían el paladar con filo y sutileza, sidras de manzana y membrillo deliciosas de una pureza sorprendente, etc.. Si tuviera que resumir todo lo que he probado y utilizando una sola palabra, creo que PUREZA es la que mejor define mis sensaciones.
Me he vuelto a Buenos Aires con una muy grata imagen de este evento. Muchas veces he sufrido las ferias de vinos, pero en este caso fué puro disfrute y descubrimiento. Probé vinos de esos que uno no consigue en otros lados de la tierra, cepas que ni sabía que existían, aprendí, pregunté, me reí, todo en un clima relajado, amable y festivo. Lo único que lamento es no poder haberme traido unas 10 o 12 botellas de los que mas me gustaron.
Larga vida a Chanchos Deslenguados, tengo otro motivo mas para volver periódicamente a Santiago.
Salud!!!