"El Cachafaz", símbolo del tango canyengue |
Alguna vez vieron a un porteño caminar? si no se detuvieron
a hacerlo, mírenlo por favor, porque como camina es así mismo como baila el
tango, y eso es lo que nos diferencia del resto. Hay grandes bailarines de
otros países, he visto de Alemania, Holanda, Japón, Corea y demás, excelentes
performances, gran técnica, y reconocible similitud con nuestra danza, pero a
todas les falta ese acento, ese que tenemos los porteños, y que es inimitable,
ni mejor ni peor, tan solo genuino, producto de generaciones.
El viernes pasado, mientras esperaba a unos amigos para
cenar, vi pasar por la vereda de Carranza al 2200, en el barrio de Palermo, a
un muchacho cubano, presté atención a su vestimenta (un equipo deportivo con la
bandera de Cuba), y a su manera de caminar, me di cuenta al instante que no era
de estas tierras, su cadencia y su paso no tenían nada que ver con el porteño
promedio.
Un ejemplo |
Para quien quiera tener una idea más gráfica de esto,
recomiendo escuchar las grabaciones de Gerry Mulligan con Piazzolla, o el
tributo de Al di Meola a Astor, ni hablar el de Julio Iglesias con su CD de
tango.
Y eso dispara en mi una idea que tal vez sea un poco loca,
pero idea al fin. El tango y nuestro Malbec, tienen puntos de unión, son cosas
que se dan con cierta singularidad en nuestra tierra. Ese Malbec que probé
aquel día, es un cubano bailando el tango, lo baila bien, con cierta pericia y
sin faltas técnicas, con mucho maquillaje, pero le falta canyengue. A algunos les
gusta, a mí NO.