Hace ya mas de tres años escribí ESTO y la verdad que no he
cambiado de parecer. Los vinos de Tacuil son únicos e irrepetibles. Los
conozco desde hace mas de una década y desde el primer instante, sentí que
estaba ante algo diferente, esta bodega en aquellos tiempos hacia cosas que se
contradecían con el mainstream. Si bien sus vinos eran muy maduros y cargados,
les sobraba alcohol pero les faltaba esa divina y sacra barrica que todos
añoraban por aquellos años.
Me costaba un poco entender porque esos vinos no tenían sabor
a vainilla o café, parecía un descuido del enólogo que pecaba de inocente.
Resulta que el inocente era yo, Don Dávalos tenía muy claro lo que quería para
sus vinos y pude descubrir su filosofía de la mano de Pancho Morelli Rubio, en
una degustación que me hizo creyente de los vinos de Tacuil.
Desde aquel día me dije que en algún momento debía recalar
en Molinos para comprobar si era tan así como Pancho decía que se hacían los
vinos.
En mayo pasado pude constatarlo. Gracias a mis amigos
tucumanos que movieron un par de hilos, logramos acceder a la finca donde se
encuentra la bodega. El mismo hijo de Don Dávalos, Raúl Yeyé Dávalos y Daniel Ibarguren (agrónomo de
Altupalka), nos vinieron a buscar a Cafayate para emprender el largo viaje de
mas de tres horas hasta Molinos.
El viaje en si mismo vale la pena, la cruda belleza del
noroeste argentino, se deja ver sin tapujos por estos lares. Lugares que
parecen perpetuados en el tiempo, donde no hay por momentos red celular ni
electricidad, tan solo montañas, cabras, cardones y alguna tapera humeante en
el horizonte. Belleza en su expresión mas natural y auténtica, ya que la mano del hombre poco la ha modificado.
Después de algunas horas de viaje por el árido desierto llegamos
a Tacuil y fue como llegar a un oasis. Rodeado por un cordón montañoso uno
constata que se trata de un microclima, ya que se ve todo verde, el paisaje
cambia, hay árboles, sembrados, viñas, rastros de humanidad.
Lo primero que se me vino a la mente fue, “Que carajo hacen
estos tipos acá?” “Si a mi me regalan la tierra, la vid, la mano de obra y la
bodega, ni borracho hago vino en un lugar tan inhóspito”
Llegamos y recorrimos fincas, visita a la bodega y luego a
charlar con Yeyé y con Daniel. Probar todos los vinos de Tacuil y Altupalka y
seguir de charla. Constatar que no hay electricidad, ni equipo de frio, tampoco
hay sala de barricas ni laboratorio.
El año pasado el gran Guti no puntuó muy bien los vinos de Tacuil. Este año le tiró un montón de puntos y no creo que sea casualidad, los vinos que de allí salen poco cambian año a año. Tal vez tenga que ver que Luis Gutierrez este año pudo visitar la bodega y seguramente el entorno le transmitió otras cosas.
Mi independencia de criterio también reside en poder ver que hay sitios que tienen cierta magia y la cualidad de atravesarnos, seas un crítico de clase mundial o un cuatrocopista como yo.
Así como pensaba, Tacuil es un lugar único e irrepetible, de
una altura extrema, con un clima extremo y con hombres y mujeres que tienen un
temple especial, una cualidad que a uno lo hace sentir un ser inferior. Cuando
me quejo por el tránsito de la ciudad o los baches que Scioli nos ha regalado,
pienso 20 segundos en Molinos y se me pasa un poco, mis traspiés diarios
parecen una estupidez al lado de las dificultades que los pobladores de esa
zona viven día a día.
De los vinos que allí se dan, poco uno puede decir, a mi me encantan y los sigo eligiendo desde hace mucho. En pocas palabras, quien soy yo para decirle a esos tipos lo que de estaría mas a mi gusto, si ni siquiera soy capaz de correr 100 metros en esa altura.
Lo único que puedo decir de los vinos de Tacuil y de
Altupalka es que son vinos diferentes, vinos que pueden encantar o decepcionar,
pero de una gran calidad y con un sello único e irrepetible. El mejor elogio
que puedo hacerles es que siempre están en mi cava.
Gracias a Daniel, Yeyé, Silvio, Leandro, Julio y Elena por
haberme dejado compartir una experiencia que jamás olvidaré.
Salud y larga vida a los vinos de Molinos!!!
Lo que dices es cierto, esa tierra es humildemente generosa, pero esa tierra sería nada sin su gente
ResponderEliminarMercedes Puló
Coincido con sus palabras Mercedes.
EliminarGracias por leer y comentar.
Saludos!!!