Viña Cobos es uno de los emprendimientos vinícolas de América
con más suceso en la última década. A fuerza de puntos y enamoramiento de sus
fieles seguidores, ha ido consolidándose año a año, como un modelo a seguir.
Sus seguidores no han sido solamente consumidores comunes y corrientes, hay
toda una corriente de bodegueros y hacedores de vino que lo toman como el santo
grial de los vinos de nuevo mundo de Sudamérica.
El proyecto Viña Cobos, siempre puso su mira en el norte, más
precisamente en California y así fue que ha replicado en Mendoza el modelo
californiano de los grandes cabernets de Napa y zonas aledañas de buenos puntajes. Si algo
hay que reconocerles a Barraud, Marchiori y Hobbs, es que no han traicionado
nunca sus principios. Se han mantenido fieles a eso que parece ser un
convencimiento absoluto de lo que se debe hacer en materia de vinos.
El crack de Paul tiene una receta, le gusta cosechar muy
tarde (Volturno se cosecha a fines de mayo), usa siempre levaduras
seleccionadas, acero inoxidable y mucha y buena barrica. A priori esto
parecería el anti terroir, pero sin embargo ha logrado en Perdriel hallar un sello que lo
identifica de manera única. Han intentado imitarlo casi infructuosamente y por
eso digo sin ironías que el tipo es a mi entender un verdadero crack. En otras asesorías
que ha hecho en Argentina no opino de la misma manera, pero en Cobos el tipo se
come la cancha, por supuesto tiene de laderos a Marchiori y Barraud y unos
viñedos realmente muy buenos. Para hacerla muy sencilla, Cobos tiene muy buena
materia prima, estuve en la bodega y ver el cuidado que tienen sus viñedos es
realmente asombroso, no dejan detalle al azar, todo está intervenido por el
hombre.
Dicho esto y reconociendo la calidad del trabajo que hace
todo el equipo de Cobos, debo también decir que desde el año 2008 que no compro
ni una botella de todo su portafolio.
Realmente nunca me ha emocionado nada como para querer
comprar algo, todo lo que ellos hacen está diametralmente opuesto a lo que yo
considero que el vino debe ser. Todo
está intervenido y controlado, prolijo y ordenado, como en California, o mejor dicho dicho, como en Disneylandia de Los Angeles.
En todos estos años de no comprar ni una botella de la
bodega, he ido año a año, probando todo lo que hacen. Es que tienen tantos
adoradores que en cada cata, degustación o cena, aparece alguna etiqueta de la
firma. Algo me pasa que siempre a ciegas los reconozco y nunca terminan de
gustarme y menos de emocionarme para una futura compra.
Hace un par de semanas esto ha cambiado.
En una cena-cata que organiza cada tanto un amigo adorador
de Cobos y de todos los vinos en ese estilo maduro, concentrado y pasado a
palo, pudimos probar la nueva añada de 2 de los Bramare Vineyard Designate, en
este caso fueron el Touza y el Zingaretti 2012.
Apenas servidos juntos me di cuenta que pertenecían a la
misma bodega y entre que conozco a mi amigo y reconozco los vinos de Cobos, me
di cuenta que venía por el lado de los single Vineyard. Arriesgue a decir que
me parecía que los 2 eran de Uco y erré porque Touza es de Lujan de Cuyo, la frescura de ambos, fué lo que me hizo pifiar, pero pasados los
minutos las diferencias se hacían más notorias, sobre todo en boca.
Al fin de la vuelta, se destaparon las botellas y mi elegido
de antemano fue Zingaretti.
Es el vino de Cobos que compraría valga lo que valga, acá no
importa el precio, como consumidor que compra de manera compulsiva lo que
considera diferente, puedo decir que esta etiqueta me hace volver a Cobos
después de 7 años.
BRAMARE ZINGARETTI VINEYARD MALBEC 2012, es 100% malbec de Villa
Bastías, Valle de Uco, Mendoza. De un viñedo de 82 años y a una altitud de 1172
m.s.n.m..
En vista es rojo intenso con destellos violáceos. En sus
aromas domina la fruta roja como la ciruela y las cerezas chicas, maduras y
frescas a la vez, la madera juega un papel secundario, acompañando el entorno
frutal. En boca es mas vertical que horizontal, un vino que pasa y que sobre
todo tiene una textura que nunca he encontrado en ninguna etiqueta de la casa,
final largo y armonioso que invita a seguir con una copa mas.
El vino en cuestión es bien Cobos, no se aleja de las levaduras
seleccionadas, del acero y de la barrica al 65% nueva, pero si se cosecha 45
días antes que Volturno. La madera es muy poco protagonista, hay frescura y sobre todo, este vino tiene una textura y una acidez difícil de hallar en alguna otra etiqueta de la bodega.
Dulcemente, Cobos me ha traicionado y celebro que un vino de
Hobbs me mueva la aguja para volver a comprar algo de su portafolio. Salud.