Es ampliamente sabido que en el mundo del vino hay una
enorme lista de descriptores para transmitir y definir las calidades, tipos y
estilos de vinos.
Entre tal cantidad de descriptores que existen para detallar
los vinos, y sin considerar la riqueza individual de cada idioma y el concepto
de cada cultura respecto a algunos términos, existe entre todos ellos uno que
destaca: LA MINERALIDAD. Es acaso, el
descriptor mas controversial de los últimos tiempos. El uso del término
“mineral” está muy de moda actualmente y es ampliamente utilizado por
productores, enólogos, distribuidores, catadores
y gurús, como un valor de distinción y relevancia diferencial.
Generalmente, la “mineralidad” suele vincularse con
frecuencia y de forma bastante estrecha al poderoso concepto de “terroir” o “terruño”, a menudo con claros
fines comerciales, donde la expresión vinculada al suelo, permite justificar o argumentar la distinción
y autenticidad del origen del vino y frecuentemente su alto precio.
Aquí es donde surge la discrepancia y los interrogantes.
¿Qué es la “mineralidad”?
¿Cómo se vincula este término con la percepción olfativa y/o
gustativa?
¿Afecta realmente, la riqueza o pobreza mineral del suelo en
el perfil organoléptico final del vino que percibimos como “mineral”?
¿Si es así, cómo y hasta que punto interfieren los minerales
en ello?
Existe un largo interrogatorio que requiere respuestas científicas que permitan acuñar de
la forma más definitiva posible el sentido y la definición real del término.
Como todo lo que está de moda, la “mineralidad” del vino
provoca actitudes diferentes ante la opinión pública. Existen aquellos que
dicen que la “mineralidad” en el vino es un cuento chino y una gran falsedad, o
fantasía de quienes lo explotan. Por otra parte, están los más fervientes
creyentes y fanáticos del término, aquellos que adoran éste tipo de vinos y que consideran que el “terruño” es el que aporta estas características únicas.
¿Es posible entonces encontrar la posible causa u origen de la
“mineralidad” del vino?
Si analizamos con detenimiento notas de cata sobre grandes
vinos previo a las décadas de 1970-1980,
apreciamos que el término “mineral” o
“mineralidad” no aparece. No es hasta principios de la década de 1980, que empezamos a ver el uso del término en publicaciones norte americanas de renombre.
De aquí surgen varios interrogantes:
¿No existían antes de 1980 vinos de carácter mineral?
¿Si la “mineralidad” está asociada al “terroir”, porqué
algunos grandes vinos de reputación mundial, no la mostraban antes y ahora sí?
¿La “mineralidad” es realmente una característica que da el
suelo a la uva, o está asociada a distintas variables?
¿Cuales son los factores que intervienen para que estos descriptores sean captados por el gusto y el olfato?
Hace pocas semanas se realizó en Barcelona, el “Primer simposio
internacional sobre la percepción de la mineralidad en los vinos”. Un estudio científico en el cual, Outlook Wine
y Laboratorios Excell-Ibérica, han invertido mas de 50.000 euros y en el que
participaron investigadores de diferentes ámbitos.
En las próximas 2 entregas del blog, trataremos de entender
un poco mas de que se trata este concepto de ” mineralidad”. Veremos a que conclusión han llegado los
investigadores y daré mi humilde visión al respecto.
Continuará…