En cada región donde la vid pueda ser vinificada, existe una
raza de hombres que a mí me genera entusiasmo y admiración. Me refiero a los
artesanos del vino, esos que suelen ser invisibles para la industria. No sé
bien porque razón estos tipos me generan una empatía particular, seguramente se
deba a que siento que son la
expresión primaria del vino.
Gracias a la invitación de mi primo Simone, éste año pude
conocer a uno de ellos.
La hacienda vinícola Dianetti nace de la experiencia de Mamá Giuliana en la viticultura y de la pasión por el mundo del vino de su hijo Emanuele.
La empresa está ubicada en el Marche Carassai, en un bello
oasis natural ubicado sobre una colina en el lado sur de la Val Menocchia.
Un valle muy estrecho, soleado y recorrido por las brisas
marinas que provienen del Mar Adriático, goza de un clima ideal para el cultivo
de la vides históricas de la zona: Pecorino, Passerina, Montepulciano y
Sangiovese.
Altas temperaturas durante el día, bajas por la noche y el
suelo arcilloso-calcáreo, dan el
carácter y la personalidad de los vinos típicos de las uvas con las que se
producen.
Los viñedos están plantados entre 1998 y 2004, se extienden
a lo largo de 5 hectáreas en el sur y laderas al sur-oeste de los suelos de
piedra caliza y arcilla.
Es un negocio familiar y todo el manejo del viñedo se
realiza manualmente en todas las etapas del ciclo de producción.
Luego de unos cuantos minutos de viaje, nos fuimos
internando cada vez más en caminos de campaña, el paisaje se iba transformando
y mientras más subíamos, mas viñedos aparecían. Así fue que llegamos donde
funciona Vini Dianetti. Era sábado y Emanuele estaba trabajando con la madre en
la bodega, su hija jugaba en el parque bajo la atenta mirada de la nona.
Hablamos durante un buen rato de los viñedos, el clima, los suelos
arcilloso-calcáreos, la vinificación y demás. Mamma Giuliana es una viticultora
de siempre, las uvas regularmente eran vendidas a los bodegueros de la zona,
hasta que Emanuele comenzó a interesarse en hacer vino y seleccionó 5 hectáreas
que considera las mejores para expresar lo que siente por el vino. Es una
filosofía poco intervencionista, ya sea en la viña como en la bodega, porque
cree fervientemente que el vino es como la viña lo ha dado.
Pasamos a la casa a degustar un par de sus vinos, Emanuele
quería mostrarme lo mejor de su portafolio.
Arrancamos con VIGNA GIULIA PECORINO 2012, un blanco con 15º de alcohol, amarillo brillante con reflejos verdosos, con una impactante nariz frutal donde se destaca el damasco y la piña, también aromas minerales y suaves dejos florales. En boca tiene un peso importante, a la temperatura que lo tomamos el alcohol no se siente, es bastante fluido pero con final largo y persistente. Es de esos blancos arrolladores, impactantes, untuosos y con nervio.
Arrancamos con VIGNA GIULIA PECORINO 2012, un blanco con 15º de alcohol, amarillo brillante con reflejos verdosos, con una impactante nariz frutal donde se destaca el damasco y la piña, también aromas minerales y suaves dejos florales. En boca tiene un peso importante, a la temperatura que lo tomamos el alcohol no se siente, es bastante fluido pero con final largo y persistente. Es de esos blancos arrolladores, impactantes, untuosos y con nervio.
Seguimos con VIGNA GIULIA MARCHE ROSSO 2009, 100% Montepulciano
con 14.5º de alcohol. Rojo granate brillante con ribete púrpura. Aromático y
untuoso en nariz, destaca la fruta negra fresca, aromas minerales y los
tostados de su paso por barrica. En boca es fluido pero intenso, la mineralidad
y la acidez juegan un papel fundamental en el retrogusto, los taninos redondos
y la madera todavía en un plano bastante protagónico. Un tinto de intensidad
media, ideal para la comida, con carácter y elegancia.
Aprovechándome de la generosidad de Emanuele, le pedí que me
hiciera probar ese Montepulciano que tenía en tanque, quería sentirlo en su estado embrionario,
medio sorprendido accedió gentilmente. Mis sospechas eran ciertas, en ese
tanque se encontraba el alma del VIGNA GIULIA MARCHE ROSSO. Un jugo fresco, ácido,
mineral, lleno de carácter y
personalidad. En ese momento entendí como éste joven hacedor de vinos, intenta
expresar a ese Montepulciano de Le Marche.
Es una interpretación que me gusta, me satisface, me llena de regocijo.
Es una interpretación que me gusta, me satisface, me llena de regocijo.
4 generaciones en Carassai |
Fotos, agradecimientos, saludos, promesas de volver a
Carassai y la partida inexorable.
En el almuerzo con Simone, pudimos también sorprendernos con un rosso piceno que vinifica Emanuele, otro tinto de similares características, para beber por litros, de esos que se hermanan con la comida y que se terminan rápido.
En el almuerzo con Simone, pudimos también sorprendernos con un rosso piceno que vinifica Emanuele, otro tinto de similares características, para beber por litros, de esos que se hermanan con la comida y que se terminan rápido.
Los vinos Dianetti son la visión de una familia de Le Marche, una mirada introspectiva, honesta, laboriosa, cargada de pasión, amor y disciplina.
Uno de esos emprendimientos invisibles, pero que resultan imprescindibles para entender los que es el vino de esta hermosa región de Italia.
Para mas información pueden visitar el sitio web www.dianettivini.it