Estoy
convencido que degustar vinos con sus hacedores, es una de las experiencias más
enriquecedoras que un winelover puede tener. Decir a la cara y con fundamento,
lo que nos parece tal o cual vino, debiera ser una obligación para los que
comunicamos de manera independiente.
Hace algunos
días tuve la oportunidad de juntarme otra vez con Matías Michelini en una
degustación bastante íntima. Fue organizada por Martin y Noelia de la vinoteca
Ozono y solamente para miembros de la cofradía de enófilos FLT, que integro
desde el año 1998 y para la cual este joven enólogo ya ha realizado 2 vinos
personalizados.
En ésta
ocasión pudimos degustar nuevas cosechas de Passionate wines y otras etiquetas
en las que Michelini participa de manera activa. La experiencia fue de lo más
entretenida y siempre me queda la sensación que con éste enólogo, lo mejor está
por venir.
Arrancamos
con los blancos que hace para su emprendimiento de Passionate wines, donde
siempre se destaca el bajo alcohol, la mineralidad y la acidez como hilos
conductores. Semillon| hulk 2013 es un blanco sencillo y directo, nada para
pensar, 2 o 3 descriptores y a la bolsa, vino de sed ideal para el aperitivo.
Verdes cobardes 2013 es un blend blanco que enamora a todos, tiene buena
intensidad aromática, equilibrado, armonioso y con un paso por boca elegante,
destaca la frescura y la mineralidad, todo en su punto justo. Agua de roca 2013
es otra cosa, en esta edición el vino es una navaja, austero y complejo, tiene
de todo pero en un punto casi imperceptible, un vino con aristas, imperfecto y
adorable, es de esos vinos que te llevan puesto, Matías ha logrado en esta
cosecha plasmar toda la mineralidad de Gualtallary, sumando aspectos vegetales
y frutales de mucha complejidad, muy bajo alcohol y una acidez tremenda, para
mi modo de ver es la mejor edición de todas y el mejor sauvignon blanc de
Argentina, comparable al grandioso Casa Marín cipreses trasandino.
Llegó el
turno de los tintos, y arrancamos con uno de mis preferidos: Punta negra pinot
noir 2012 es de esos pinots bordoleses a los que no estamos acostumbrados en
Sudamérica, si bien tiene un tostado de su crianza en tonel, el vino se
comporta de una manera exquisita, tanto en nariz como en boca, es de una
fluidez poco usual, siempre apuntando a la mineralidad y la acidez como pilares
fundamentales, es uno de los pinots que mas me gustan de Argentina. Llegando
los bárbaros 2012, es un malbec del valle de Casablanca, criado en tinajas de
greda centenarias, un tinto para beber de a litros y con un concepto de vino
desnudo, destaca la fluidez y la personalidad del terroir trasandino, un tinto
fresco con mucha personalidad, aquí es amor u odio, en mi caso amor. Diverso
Merlot 2012 es un tinto que a mi modo de ver, todavía le falta afinamiento en
botella, lo sentí un tanto astringente y desequilibrado, tiene cosas que me
hacen pensar que puede estar mejor en un par de años, pero al día de hoy se me
hace difícil disfrutarlo. Diverso sirah 2012 logró conmoverme, es la primera
vez que siento un sirah argentino de clima frio, si bien esta algo cerrado,
tiene muchas cosas que me seducen, la fruta fresca, la cal, la acidez, el
nervio, un vino disfrutable y con gran futuro, pero sobre todo, algo diferente
a lo que hay en la cepa en el mercado. Eterno retorno 2012, es un bonarda de
primera clase, casi que no parece bonarda, un tinto que tiene todo que me gusta
y todo lo que no me gusta para la cepa, pero en este caso la madera y la alta
concentración, son factores que suman al conjunto general, un bonarda alta gama
que va a gustarle a todos. Superuco 2011 da la talla de un clase mundial, las
mejores uvas de Gualtallary combinadas con barricas taransaud t5, dan como
resultado un tinto que se las trae, mucha complejidad tanto aromática como en
boca, para comprar y guardar e ir disfrutando año a año. Malbon 2011, blend de malbec y bonarda de la
mejor selección de Tupungato, mucha barrica, mucha concentración, mucha
complejidad, otro de los vinos que me enamora y me pone incomodo, porque tiene
cosas que me gustan mucho y otras que me disgustan, en el balance general es de
los vinos que compro y apuesto a un futuro promisorio.
También
pudimos probar un tinto que preparó Michelini para los 10 años de la vinoteca
Ozono, en el que Martín y Noelia realizaron el corte final, si bien lo note
algo astringente, se siente muy fino y elegante, predomina el Sangiovese con
porcentajes menores de Malbec y petit verdot, muy bien por los chicos que
armaron el corte que los representa.
Lo que me
gusta de Matías Michelini y la razón por la cual sigo todos sus vinos, es por
el hecho que el tipo no se cierra en un solo estilo, tiene la capacidad de
seguir buscando, seguir ensayando, no quedarse pegado al supuesto “éxito”. Para
quien no entienda o no lo conozca, puede creer que su portfolio es errático,
muchas personas me han dicho que adoran algunas de sus etiquetas y aborrecen
otras, pretenden que exista una uniformidad de criterios, que todos los vinos
se parezcan. Eso es lo que lo hace valioso, este tipo es diferente, en sus
proyectos personales hay de todo lo que a él le gusta y les aseguro que son
muchas las cosas que le gustan. Michelini habla de él a través de sus vinos, existe
subyacentemente en un estadío con las etiquetas que presenta. Es parte de una filosofía
difícil de entender si no se conoce mínimamente al personaje. En el mundo de
este joven enólogo, conviven en armonía un malbec de Chile criado en tinajas
centenarias y un súper malbec de Gualtallary criado en las barricas más
selectas de Francia, para él tienen el mismo valor, la misma importancia. Para mí,
también. Pero eso parece muy difícil de entender para el gran público. Es
meramente una cuestión filosófica.
A prepararse
porque según lo que nos contó, hay muchos más vinos por venir, espero con
ansias una nueva reunión con Matías Michelini.
La misma degustación en la letra de mi amigo Fernando Musumeci aquí