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martes, 31 de marzo de 2015

Les Misérables du vin

La clásica novela  de Víctor Hugo, Les Misérables, trata al fin de cuentas de la eterna lucha del bien y el mal, pero contextuado en un parámetro socio-histórico que de alguna manera atraviesa generaciones y géneros. De allí su hegemónica vigencia.

Vigencia que es trasladable a una multiplicidad de situaciones que a través de las décadas parece casi atemporal, la novela transcurre en el tiempo y retrata a los opresores de una manera casi perfecta, ellos se alinean con la moda política del momento para exaltarse como los predicadores absolutos de lo que se “debe ser”.

Los miserables hoy también están entre nosotros, yo los he padecido en carne propia. Pueden ser tus más acérrimos  enemigos, pero también pueden ser esos pseudo amigos que por la liviandad de su carácter o su pusilánime personalidad suelen dejarte al margen por el “que dirán”.

Lo cierto es que hay que estar atentos, no busquen mostachos afilados y sombreros bombín, los miserables se adaptan  a toda situación y pueden vestir camiseta y jean o ambo y corbata.
Me sorprende cada día ver a los conversos consumidores expertos darse vuelta como panqueques ante las nuevas modas del vino. Tipos que hace 5 años declaraban que ciertos vinos eran el norte a seguir y hoy día hablan que tal o cual vino es maderoso y pesado, cuando antes exaltaban esas virtudes como standart de calidad.

Los miserables son así. Dejan ver su lado hipócrita para parecer ser lo que en realidad no entienden, siempre se adaptan a la corriente reinante y se ponen al lado para sacar provecho.
Un provecho que puede resultar algo infantil, pero por 10 u$s son capaces de comerte el hígado, limpiarte de tw, facebook o lo que se les ocurra.

Si tienen hambre no roben un pan, ya saben como termina la historia.

Salud.