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martes, 28 de mayo de 2013

Los vinos de Dianetti, el artesano invisible de Carassai

En cada región donde la vid pueda ser vinificada, existe una raza de hombres que a mí me genera entusiasmo y admiración. Me refiero a los artesanos del vino, esos que suelen ser invisibles para la industria. No sé bien porque razón estos tipos me generan una empatía particular, seguramente se deba a que siento que son la
expresión primaria del vino.
Gracias a la invitación de mi primo Simone, éste año pude conocer a uno de ellos.

La hacienda vinícola Dianetti nace de la experiencia de Mamá Giuliana en la viticultura y de la pasión por el mundo del vino de su hijo Emanuele.
La empresa está ubicada en el Marche Carassai, en un bello oasis natural ubicado sobre una colina en el lado sur de la Val Menocchia.
Un valle muy estrecho, soleado y recorrido por las brisas marinas que provienen del Mar Adriático, goza de un clima ideal para el cultivo de la vides históricas de la zona: Pecorino, Passerina, Montepulciano y Sangiovese.
Altas temperaturas durante el día, bajas por la noche y el suelo  arcilloso-calcáreo, dan el carácter y la personalidad de los vinos típicos de las uvas con las que se producen.
Los viñedos están plantados entre 1998 y 2004, se extienden a lo largo de 5 hectáreas en el sur y laderas al sur-oeste de los suelos de piedra caliza y arcilla.
Es un negocio familiar y todo el manejo del viñedo se realiza manualmente en todas las etapas del ciclo de producción.
Luego de unos cuantos minutos de viaje, nos fuimos internando cada vez más en caminos de campaña, el paisaje se iba transformando y mientras más subíamos, mas viñedos aparecían. Así fue que llegamos donde funciona Vini Dianetti. Era sábado y Emanuele estaba trabajando con la madre en la bodega, su hija jugaba en el parque bajo la atenta mirada de la nona. Hablamos durante un buen rato de los viñedos, el clima, los suelos arcilloso-calcáreos, la vinificación y demás. Mamma Giuliana es una viticultora de siempre, las uvas regularmente eran vendidas a los bodegueros de la zona, hasta que Emanuele comenzó a interesarse en hacer vino y seleccionó 5 hectáreas que considera las mejores para expresar lo que siente por el vino. Es una filosofía poco intervencionista, ya sea en la viña como en la bodega, porque cree fervientemente que el vino es como la viña lo ha dado.
Pasamos a la casa a degustar un par de sus vinos, Emanuele quería mostrarme lo mejor de su portafolio.

Arrancamos con VIGNA GIULIA PECORINO 2012, un blanco con 15º de alcohol, amarillo brillante con reflejos verdosos, con una impactante nariz frutal donde se destaca el damasco y la piña, también aromas minerales y suaves dejos florales. En boca tiene un peso importante, a la temperatura que lo tomamos el alcohol no se siente, es bastante fluido pero con final largo y persistente. Es de esos blancos arrolladores, impactantes, untuosos y con nervio.
Seguimos con VIGNA GIULIA MARCHE ROSSO 2009, 100% Montepulciano con 14.5º de alcohol. Rojo granate brillante con ribete púrpura. Aromático y untuoso en nariz, destaca la fruta negra fresca, aromas minerales y los tostados de su paso por barrica. En boca es fluido pero intenso, la mineralidad y la acidez juegan un papel fundamental en el retrogusto, los taninos redondos y la madera todavía en un plano bastante protagónico. Un tinto de intensidad media, ideal para la comida, con carácter y elegancia.
Aprovechándome de la generosidad de Emanuele, le pedí que me hiciera probar ese Montepulciano que tenía en tanque,  quería sentirlo en su estado embrionario, medio sorprendido accedió gentilmente. Mis sospechas eran ciertas, en ese tanque se encontraba el alma del VIGNA GIULIA MARCHE ROSSO. Un jugo fresco, ácido, mineral,  lleno de carácter y personalidad. En ese momento entendí como éste joven hacedor de vinos, intenta expresar a ese Montepulciano de Le Marche.

Es una interpretación que me gusta, me satisface, me llena de regocijo.
4 generaciones en Carassai
Fotos, agradecimientos, saludos, promesas de volver a Carassai  y la partida inexorable.

En el almuerzo con Simone, pudimos también sorprendernos con un rosso piceno que vinifica Emanuele, otro tinto de similares características, para beber por litros, de esos que se hermanan con la comida y que se terminan rápido.

Los vinos Dianetti son la visión de una familia de Le Marche, una mirada introspectiva, honesta, laboriosa, cargada de pasión, amor y disciplina.

Uno de esos emprendimientos invisibles, pero que resultan imprescindibles para entender los que es el vino de esta hermosa región de Italia.

Para mas información pueden visitar el sitio web www.dianettivini.it






domingo, 12 de mayo de 2013

Cherri, una bodega con sabor a Le Marche


Le Marche es una región del centro de Italia, situada desde los Apeninos de Umbría hasta el mar Adriático. Limitan por el norte con Emilia-Romaña (provincia de Rímini), la Toscana (provincia de Arezzo) y la república de San Marino; por el noroeste con Umbría (provincia de Perusa); por el sur con los Abruzos (provincia de Teramo) y el Lacio (provincia de Rieti) y con el Mar Adriático por el este. La región tiene una extensión de 9.692 km² y una población estimada de 1.600.000 habitantes con capital en Ancona.
Esta es la tierra de mis ancestros maternos oriundos de Fermo, mi madre dejó atrás estas colinas surcadas por el rio Tenna a la temprana edad de 10 años. Tal vez sea un espejismo, pero siento que no ha cambiado demasiado el paisaje, ni las costumbres, ni su gente.
Vista desde lo alto de la bodega Cherri
En un paseo matutino por la región cercana a San Benedetto Del Tronto, tomamos un camino sinuoso hacia el oeste y nos encontramos con Acquaviva Picena, un pueblo medieval donde se destacaba una fortaleza del siglo XIV. Comenzamos a subir hacia ese punto emblemático en la cúspide de la colina, surcamos sus angostas callejuelas y al volver paramos en un comercio en el centro del pueblo. El cartel decía “Azienda vitivinícola S. Francesco”. Preguntamos por los vinos y si se podía visitar la bodega, amablemente  Amedeo nos dijo que si, y que personalmente nos acompañaba, dejando su puesto de trabajo. La bodega en cuestión se llama CHERRI y está situada a 3 minutos del punto de venta.  Si bien cuenta con una larga historia en la zona como productor de vinos autóctonos de Le Marche, en el año 2004 renovaron completamente la bodega, apuntando a hacer vinos de alta calidad. Una bodega moderna y funcional, equipada con tecnología de punta. Una sala de fermentación con tanques de acero inoxidable de distintos tamaños, tanto para los blancos como para los tintos. Una sala de barricas no muy grande, ya que pocos vinos pasan por madera.
Una pequeña parte de la sala de fermentación
Al llegar nos recibió Tonino, quien es la persona encargada de la bodega y propiamente quien cuida celosamente cada proceso de vinificación. Estuvimos casi 40 minutos hablando del clima, de las vides, de la vendimia, la fermentación, la crianza, etc.. Nos llevó a recorrer todas las instalaciones y los viñedos cercanos. El paisaje circundante es realmente encantador, colinas y colinas llenas de viñedos, con suelos arcillosos y calcáreos. El clima es caluroso de día y fresco a la noche, muy buena amplitud térmica e influencia marina, ya que está a unos 8 km del mar Adriático.
Luego de la visita retornamos al comercio donde habíamos llegado y nos llevamos unas cuantas botellas para degustar en casa.
He podido probar 4 de sus vinos:
FALERIO DOC 2012: Un blanco resultante de la mezcla de 50% Trebbiano, 30% Passerina y 20% Pecorino. Color amarillo pálido con ribete verdoso. En sus aromas se siente frutal y mineral, con notas dulces y salinas. En boca es de paso fluido, buena acidez, un retrogusto algo dulzón y final bastante largo. Es un blanco amable pero con nervio y tensión, ideal para comer una pasta con frutos de mar.
ANCELLA  MARCHE IGT ROSATO 2012: Un rosado de una selección de uva tinta que año a año puede variar, según se decida cual es mejor para esta vinificación. Es de color rosa con ribete violáceo. Aromas intensos de fruta roja, floral y mineral. En boca es fresco y de paso fluido, con buena intensidad y final medio. Lo bebí como aperitivo con unas bruschetas con jamón crudo y pasta de aceitunas negras. Me pareció muy correcto.
ROSSO PICENO DOC SUPERIORE 2011: Corte de 60% Montepulciano y 40% de Sangiovese sin paso por madera. Rojo rubí de intensidad media con ribete granate. Aromas de fruta roja madura con notas minerales. En boca es elegante y equilibrado, los taninos redondos y algo dulces, en el final de boca se percibe la fruta y la mineralidad. Sin ser un vino demasiado intenso ni largo, la sensación general es agradable, un tinto que pasa fácil y que pide compañía de comida. En mi caso lo maridé con cordero a la brasa y anduvo muy bien, la botella se fue muy rápido.
LAUDI ROSSO PICENO SUPERIORE 2007: Corte de 70% Montepulciano y 30% de Sangiovese, de las viñas más selectas, 12 meses de barrica francesa. Color rojo rubí intenso con reflejo violáceo. En sus aromas de alta intensidad, se destaca la fruta roja y negra, con notas minerales y algunos tostados de su crianza en roble. En boca es intenso y equilibrado, con buena estructura, una acidez justa y final largo. Un tinto con personalidad marquillana, intenso pero que no resulta cansador, logra un buen equilibrio sin el abuso de la sobre maduración o la excesiva crianza. Apto para pasta, carne roja y comidas con buen condimento.
En resumen, los vinos de CHERRI me resultaron agradables y con identidad propia, con una buena relación precio calidad. Una bodega que usa la tecnología al servicio de la tradición, que rescata las variedades autóctonas, apuesto que seguirán creciendo en los años próximos. Espero volver a visitarlos y gozar de la auténtica hospitalidad marquillana.
Un agradecimiento especial a Amedeo y Tonino que nos atendieron tan gentilmente.
Los invito a visitar la pagina web del emprendimiento para conocer mas detalles http://www.vinicherri.it/






sábado, 13 de abril de 2013

Degustando el estilo de Bodegas López



Bodegas López representa un caso excepcional dentro de la industria vitivinícola argentina, iniciada en 1898 continúa hoy en manos de la familia fundadora. Con más de 100 años de historia, esta bodega de Maipú (Mendoza), representa el gusto de millones de consumidores argentinos, y si hablamos de vino argentino, López es uno de los referentes ineludibles. Poseen más de 1100 hectáreas propias de viñedos, con una capacidad de producción de 40 millones de litros al año. Es uno de los gigantes argentinos en materia vínica, y su gran aceptación entre los consumidores lo ponen siempre entre los mas vendidos.


Hace algunos días pude asistir a una degustación organizada por Bodegas López y vinoteca Pueyrredón, se llevó a cabo en el histórico edificio que poseen en el barrio de Palermo, en la calle Godoy Cruz al 2000. Están allí desde hace muchas décadas, al lado de las vías del ferrocarril, en lo que se denominaba antiguamente, la “zona de las bodegas”, hoy se le llama Palermo Soho y el barrio es uno de los polos gastronómicos por excelencia de Buenos Aires.
Nos recibieron a las 20 hs. con una copa de MONTCHENOT BRUT NATURE 2011, un espumante de Pinot y Chardonnay, método charmat, de carácter frutal y fresco. Que resultó ideal para hacer boca.
Ya sentados en la mesa pudimos probar 5 vinos:
LOPEZ SAUVIGNON BLANC 2012: Color amarillo pajizo con ribete verdoso, sutiles aromas frutales de cítricos y manzana verde, sumando una punta vegetal; en boca es equilibrado en todo aspecto, buena acidez, paso fluido y vertiginoso, se va muy rápido. Un blanco directo y franco, sin demasiada complejidad pero con gran equilibrio.
CASONA LOPEZ MALBEC 2010, 100% Malbec de Maipú, de añosas fincas que vienen produciendo desde 1915 y 1925 respectivamente. Es de color rojo cereza con ribete violáceo. En nariz aparece la ciruela y la frambuesa en intensidad media, leves tostados, un fondo algo especiado y una leve nota láctica que no llega a ser molesta. En boca es bien fluido, con taninos sedosos y algo dulces, acidez correcta. Un Malbec clásico de primera zona, equilibrado, fácil de beber, en el conjunto general me parece muy correcto para su segmento de precio.
MONTCHENOT 2002  es un blend que declara 70% de Cabernet Sauvignon 20% de Merlot y 10% de Malbec. A la vista muestra un color rojo cereza de intensidad media con ribete levemente teja. En sus aromas aparecen los pimientos verdes, la fruta negra y roja asoman como insinuándose, leves aromas de tostados y especias. En boca los taninos son suaves y maduros, la acidez moderada, paso muy fluido, pero resulta algo corto en el final. Un blend bien equilibrado pero demasiado suave, uno de esos vinos que generan adoradores y detractores.
MONTCHENOT 15 AÑOS COSECHA 1997 Blend de 70% de Cabernet Sauvignon 20% de Merlot y 10% de Malbec. A la vista muestra un color rojo cereza de intensidad media con ribete levemente teja, no encontré diferencias con el 2002. En nariz logra una complejidad y equilibrio exquisito, hay de todo y en un buen punto; fruta roja y negra, hongos, sotobosque y especias logran un conjunto aromático que a mí me gusta mucho sentir en un blend de alta gama. Si bien es fluido, en boca se presenta más recio que el 2002, los taninos son aterciopelados, se sienten sin llegar a molestar, la acidez es correcta y el final largo y armonioso. Me gustó mucho mas que la cosecha 2002, si bien tienen puntos de contacto, esta versión parece tener más carácter e intensidad. En mi opinión está en un punto óptimo para el consumo.
FEDERICO LOPEZ TINTO GRAN RESERVA 1996 se trata de un corte de 80% Cabernet Sauvignon y 20% de Merlot, de añosas vides plantadas en 1940. Color rojo rubí de intensidad media con ribete teja. En sus aromas nos presume un vino complejo y elegante; especias, hongos, sotobosque, sutiles tostados y un fondo de frutas secas, lo hacen muy interesante. En boca continua con esa línea de fluidez y equilibrio, los taninos son sedosos y domados, la acidez es justa y el final de mediana intensidad. Un muy buen blend de Cabernet que se encuentra en un momento justo para ser consumido, elegante, complejo, equilibrado. Personalmente me gustó mucho.

Tips de Bodegas López
-Todos los vinos rondan los 13º de alcohol
-No usan barricas nuevas, la crianza es en viejos toneles que van de los 5000 a los 30000 litros
-Tienen capacidad para producir 40.000.000 de litros
-En bodega se pueden comprar cosechas históricas como el Chateau Vieux 1938
-Poseen una línea Italiana de embotellado, capaz de producir 12.000 botellas por hora
-Cuatro generaciones produciendo vinos

En lo que a vino mendocino se refiere, Bodegas López representa una gran parte de la tradición argentina. Apoyados por la fortaleza que les da el mercado interno, nunca tuvieron que salir a conquistar mercados externos con las recetas de los flying winemakers. Nunca hicieron vinos excesivamente maduros, ni pasados de madera. Hoy que parece que esa moda está pasando, creo que habrá mucho consumidor experto que volverá a redescubrirlos.
El estilo López, es a mi modo de ver, un estilo que mezcla austeridad, equilibrio  y honestidad. Siento que en las últimas dos décadas, han puesto la modernidad y la tecnología al servicio de la tradición y no al revés como tantos otros.

No soy un fanático de sus vinos, algunos me gustan mucho y otros no tanto,  pero celebro que existan este tipo de bodegas en Argentina.

Es para destacar la gran profesionalidad en la que transcurrió la cata, desde que llegamos hasta que nos fuimos, cada detalle cuenta como muestra. Los vinos a temperatura, decantados, las mesas amplias y cómodas, impecable servicio, información de todo tipo, etc...
Muchas gracias a vinoteca Pueyrredón y a Bodegas López por organizar este tipo de eventos, estoy convencido que este tipo de reuniones nos sirve a todos.
Para los que se sientan con ganas de conocer mas, pueden visitar la página web de la bodega www.bodegaslopez.com.ar encontraran muchísima información actualizada de todo su portafolio y muchos datos históricos poco conocidos por el público.  

jueves, 4 de abril de 2013

El rey de la "emboquillada"



La emboquillada es una de las jugadas más poéticas del futbol, requiere de una gran pureza técnica, nervios de acero, un espíritu algo alocado y entre otras cosas, una gran confianza en sí mismo. Consiste en embocar la pelota en el arco y hacer el gol, por encima del arquero. A través de los años, los grandes cracks del futbol mundial han dado ejemplo de ello. Maradona, Messi, Pelé o Ronaldinho tienen en su haber muchas jugadas como ésta, ellos saben íntimamente lo que esto representa. Ya sea en una final o en un partido de amigos y más allá de si termina en gol o no, la emboquillada siempre se festeja y quien la efectúa logra en el campo de juego el status de ser “el diferente”. Es algo muy latinoamericano,  está en nosotros.
Una imagen vale mas que mil palabras, así que vean el video para los que todavía se preguntan de que estoy hablando.


Como argentino, el futbol y el vino, son cosas que se encuentran en nuestra vida cotidiana. Así como no puedo responder cuando fue la primera vez que probé una copa de vino, tampoco puedo responder cuando fue la primera vez que pateé una pelota. Es natural que se mezclen estas dos cosas, están muy arraigadas en la cultura popular argentina.
Esta reflexión nace del juego cotidiano con mi hijo de 8 años, cada día que podemos jugamos un arco a arco, el primero que marca 10 goles, gana la partida. Por supuesto que 9 de cada 10 las gana él. Los arcos los situamos a 8 metros de distancia uno del otro. Si bien mi hijo juega bien, yo tengo mucho mas futbol que él, se que puedo ganarle fácilmente pegándole fuerte y colocado. Por el contrario elijo hacer mis goles con pegadas de lujo y la emboquillada es mi preferida. Mi hijo es diestro y casi siempre tira cruzado, cuando patea de los 8 metros es fácil atajar, pero cuando se acerca a 2 o 3 metros, casi siempre anota. Yo me contento con hacer los goles por arriba, mientras el trata de volver a defender su arco.
En estas últimas semanas, he podido probar vinos que parecen una emboquillada. Etiquetas que se despojan de su efectividad y apuestan al riesgo. Solo por placer, no siempre terminan en gol, pero como dije antes, el intento mismo, se festeja.

ROSA DE MAIMARÁ 2012, de bodega Dupont  es uno de ellos, un rosado que explota en aromas de espárragos y mermelada de remolachas, con una boca bien equilibrada y una acidez punzante.
WILLIAM FEVRE LITTLE QUINO PINOT NOIR 2012, es otro de los que me sorprendió por su austeridad y carácter, un pinot que sabe a fruta acida y a tierra.
Romper esquemas y sorprender, es una cuestión que a mí me sigue pareciendo fascinante. El mundo del futbol y el vino, tienen en común ese factor sorpresa que hace que siempre este atento a lo que sucede en torno a ellos.
Mas rabonas, tacos, chilenas, gambetas y por supuesto mas emboquilladas.
Así como Messi se pone la corona de mejor jugador de futbol del mundo, espero que pronto aparezca entre los enólogos o bodegueros, EL REY DE LA EMBOQUILLADA.
Quien se anota?