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jueves, 20 de diciembre de 2012

Vuela tan alto como puedas y tal vez puedas tocar las alas de Charlie Parker

Pocas personas han tenido un mayor impacto en su campo que el que tuvo el saxofonista de Kansas City en el mundo del jazz. Un genio con una capacidad mental extraordinaria para crear e inventar sonidos nuevos y  líneas melódicas admirables. Su vida y su personalidad lo elevaron a la categoría de mito, fue desde su irrupción en los escenarios una leyenda viviente. Charlie Parker es, a la vez, un genio y un mito. La  irrupción de Parker y el be bop, son el punto de inflexión más importante y categórica en la música de jazz. Ni la nota más corta sobre historia del jazz puede saltarse su nombre. Me animo a decir que junto a Louis Armstrong, Duke Ellington, Miles Davis y John Coltrane, forman el quinteto de músicos fundamentales para el desarrollo de éste género. Él, además, cronológicamente ocupa el puesto del medio, y tanto a Davis como a Coltrane se les puede considerar como discípulos suyos. De todos ellos, su éxito comercial fue bastante menor y su carrera muchísimo más corta. Es el único de ésta saga que murió en la más absoluta pobreza y degradación.
Bird en su momento de gloria.
Robert Altman lo sitúa como un espectador adolescente del mítico duelo entre Coleman Hawkins y Lester Young en Kansas City, lo cierto es que Young será una de sus primeras influencias, aunque al contrario de otros muchos saxofonistas, no se contentará con imitar el sonido de Lester. Su instrumento no era el saxo tenor sino el alto, esto hizo que también tuviera la influencia de los dos altos más reconocibles de la época, Johnny Hodges y Benny Carter, mas allá de las influencias, Parker siempre buscó su propio sonido. En su mente genial e inquieta, encontró las notas correctas y el sonido apropiado para irrumpir con algo nuevo y revolucionario. Una vez conseguido esto, el mundo del jazz no volvió a ser el mismo.

Hasta la aparición de Parker el jazz vivía inmerso en la época del swing, grandes orquestas en las que los solistas tenían unos pocos segundos para hacer su solo y todo estaba muy estandarizado. Los solos se improvisaban a través de la melodía pero Parker se dio cuenta que podía improvisar a través de los acordes, creando así nuevas variaciones sobre la estructura de los temas, pudiendo tocar muchas más notas y más rápido. A su llegada a Nueva York encontró a varios músicos jóvenes que estaban alineados a su nuevo estilo. Se reunían en el Minton´s a altas horas de la madrugada (a los músicos se les invitaba a comer los lunes). Fue allí en interminables jam sessions donde el be bop fue tomando forma. Entre los habituales estaban músicos como Thelonious Monk, Kenny Clarke o el hombre con el que formaría una de las más importantes asociaciones en la historia del jazz, Dizzy Gillespie.

Diz y Bird congeniaron rápidamente, a pesar de ser dos personalidades totalmente distintas, Dizzy era risueño, afable, buen organizador y bastante responsable, mientras que Bird era más taciturno, un desastre personal y adicto a la heroína desde los quince años. Los dos estuvieron durante un tiempo en la banda de Earl Hines, donde gozaban de bastante libertad gracias a su veterano líder al que no le importaba innovar. Este periodo y el que compartieron junto a la banda del cantante Billy Eckstine no está registrado en grabaciones, pero, aun así, la voz se fue corriendo y poco a poco, todos los músicos empezaron a hablar de la nueva música y de sus nuevos apóstoles. Allá por dónde pasaban los arcángeles del be bop, una oleada de músicos jóvenes se acercaba a verlos tocar. Fue así como un joven Miles Davis tuvo su primer contacto con sus ídolos en su Saint Louis natal. Entre los veteranos hubo división de opiniones, Duke Ellington o Count Basie aplaudieron las innovaciones pero el gran Louis Armstrong nunca pudo entender el invento, y nunca pudo tocar be bop.

El tiempo de los grandes excesos
Parker y Davis en sesión de grabación
Las actuaciones de Parker y Gillespie con una sección rítmica en los clubes de Nueva York mientras no estaban de gira con la big band, son materia de todo tipo de leyenda. Había gente que se acercaba con un magnetofón para grabar los solos de Bird y aprendérselos nota por nota. De repente todos los saxofonistas jóvenes sonaban como Parker, Bud Powell llevaba sus innovaciones al piano y los músicos más veteranos, como el padre del saxofón Coleman Hawkins, comenzaban a introducir giros be bop. El hecho de que a inicios de los años 40, en plena II Guerra Mundial, hubiese una prohibición a la hora de grabar discos hizo que cuando finalmente Bird y Diz entrasen en un estudio de grabación a inmortalizar su música esta ya estuviese en su momento álgido. Para cuando terminó la guerra, y en apenas 4 años, el jazz ya era otra cosa. El cambio había sido tan vertiginoso, como la música que cada noche se escuchaba en los bares de culto de la gran manzana.
Puede que esta fuera una de las razones por las que el be bop no tuvo tanto éxito como el swing, pero es mucho más importante la de que los beboppers no anhelaban ser exitosos comercialmente, sino ser respetados como artistas. Renegaban de actuar como bufones para la alta sociedad blanca, Parker y compañía se sentían artistas y así querían ser tratados. Su forma de vestir, de hablar se asemejaba a la de los bohemios europeos. La generación beat literaria les tomó como héroes. Para Kerouac, Cassidy o Ginsberg, la vida era "sexo, drogas y jazz". Cuando hablaban de sexo era de mucho, cuando hablaban de drogas era de todas pero cuando hablaban de jazz, el único Mesías era Charlie Parker.

En 1945 Bird se volvió a encontrar con el joven Miles Davis, éste había ido a Nueva York a aprender directamente de sus ídolos, Charlie Parker no se la hizo difícil, sin dinero por sus excesos, fue a vivir con el acomodado trompetista al que su padre pagaba un apartamento. Como retribución al hospedaje, Miles pasó a tocar en su grupo. El día en el que fueron a grabar por primera vez a un estudio de grabación es conocido como "la sesión de grabación más importante de la historia del jazz". En el recuerdo dos canciones, 'Now´s the time' y 'Koko', en esta última el joven trompetista tuvo que dejar su lugar a Dizzy, presente en el estudio, ya que no podía tocar el complicado motivo del mismo.

La costa oeste y el infierno

Así iba creciendo la leyenda de Parker hasta que, finalmente, sus demonios se apoderaron de él. Fue en California, Parker y Diz habían ido hasta la Costa Oeste a llevar la nueva música, el be bop. Al principio solo interesó a los músicos, el club en el que tocaban no se llenaba, aunque no hubo un solo músico de Los Ángeles y alrededores que no se viera influenciado por el nuevo estilo. Diz se preparó para hacer las maletas, cobró su dinero, compró billetes para todos y puso rumbo a su querido Nueva York, Bird vendió su billete y lo cambió por unos pocos gramos de heroína. Poco después el músico más importante de su generación malvivía en Los Ángeles. Para conseguir más dinero Parker firmó con una compañía, Dial, en la Costa Oeste, a pesar de tener un contrato exclusivo con Savoy, en la Costa Este. El final de su viaje a los infiernos terminó el 29 de julio de 1946. En un estado deplorable se presenta a una sesión de grabación, allí graba un 'Lover man' que siempre ha dividido a sus críticos, el momento en el que hace crack una de las mentes más inquietas de su tiempo o la bella constatación del sufrimiento humano hecho arte. Después de grabar Bird vuelve a su mísera vivienda donde prende fuego a su colchón y sale en calzoncillos a la calle. Allí será recogido y enviado al sanatorio mental de Camarillo, donde estará internado los siguientes seis meses.
Afirmar que tras su salida Bird ya no tenía nada que decir sería totalmente falso, aún le faltaba grabar algunas más de las grandiosas sesiones para Dial y Savoy, como 'Relaxin´at Camarillo', sus maravillosas grabaciones con cuerdas, sus coqueteos con la música cubana o sus reencuentros con Dizzy, pero sí es verdad que la revolución ya estaba hecha y Parker no logró volar más allá de ella. Las nuevas big bands, lideradas por gente como Woody Herman o Stan Kenton, coqueteaban con el be bop, los compositores de música "culta" se rendían ante Parker y hasta los antiguos maestros como Lester Young, Johnny Hodges o Benny Carter tocaban con él. Los músicos de jazz habían dejado de ser bufones, para convertirse en artistas de culto. Hacia el inicio de la década del 50, no había nadie que no estuviese influenciado por Parker. Años más tarde su seguidor, y amigo, Charles Mingus compuso una canción con el significativo título de "Si Charlie Parker fuese un pistolero habría un motón de imitadores muertos". Lo cual resume lo que los músicos de la época sentían hacia Charlie.

Tocando con los mejores del mundo con un saxofón de plástico

La rehabilitación en Camarillo fue un espejismo y a su drogadicción crónica le sumó una ingesta de alcohol y comida en cantidades desmesuradas. En 1953 una revista canadiense organizó un concierto en el que reunió a los que había elegido como mejor trompeta, piano, bajo, batería y saxofón del jazz. Dizzy Gillespie, Bud Powell, Charles Mingus, Max Roach y Charlie Parker. Bird apareció sin instrumento tras haberlo vuelto a empeñar a cambio de algo de droga así que tuvo que tocar un saxofón de plástico prestado, lo cual suena caótico, pero en realidad se trataba de un Grafton con el cuerpo y la campana de un material acrílico, que desarrolló por años el luthier italiano Sommaruga en Londres. Los que no estudiaron demasiado la vida de Parker quieren hacer ver éste episodio como “el día que Charlie humilló a Diz con un saxo de plástico”, pero la verdad es que él ya estaba familiarizado con el instrumento, seguramente le habrán traído unos cuantos y eligió ese porque conocía su mecanismo. De todas formas, solo un genio puede lograr que un instrumento así suene como sonó la noche del 15 de mayo en el Massey Hall canadiense. Por fortuna, Mingus y Roach grabaron el concierto y quedó demostrado, una vez más, que Bird volaba más alto en directo.
Fue una de sus últimos conciertos, los dueños de los clubes no lo contrataban por su volátil estado emocional, los sellos discográficos, que albergaban a cientos de imitadores, le rehuían pues no estaban dispuestos a pagar horas y horas de estudio esperando que apareciese. A esa altura, el club de jazz más importante de Nueva York, el Birdland, había cerrado sus puertas para el hombre al que rendía homenaje en su nombre. El propio Bird se encontraba atormentado pensando que se repetía y acariciaba la idea de involucrarse en la música clásica. Nada parecía ir bien para el hombre que había cambiado la cara al jazz. Así fue que el día 12 de marzo de 1955 se dirigió a la casa de su buena amiga la Baronesa Pannonica de Koenigswarter, una mecenas del jazz a la que el propio Thelonious Monk había dedicado una canción. Fue la última persona que le vio con vida, tras dejarlo riendo a carcajadas ante un programa de televisión, Pannonica  lo encontró muerto en su sofá. El doctor que certificó su muerte dijo en su informe que era un varón de raza negra de unos 55 años de edad. Tenía 34. Evidentemente Charlie Parker vivió deprisa pero no dejó un hermoso cadáver.
Vuela tan alto como puedas, practica hasta que la boca y los dedos se entumezcan, vuelve a tocar 100 veces mas de la misma manera, y en ese momento, tal vez, puedas tocar las alas de BIRD.