Mas allá de las implicancias tácitas del título de esta
entrada, con el álbum doble de 1993 de Patricio Rey y su redonditos de ricota,
me gustaría ahondar en el pensamiento de la comunicación en el mundo del vino.
Hay lobos y hay corderos? Quien es el bueno? Quien el malo? Quien es valiente o
quien cobarde?
Por supuesto la respuesta políticamente correcta es: “No
creo que se trate de lobos y corderos, ni que tampoco existan valientes y
cobardes, lo importante es disfrutar y que el vino sea un canal de unión, bla,
bla ,bla”
En mi trabajo y con lo que me gano la vida, debo cada día
decirle a un empresario metalúrgico que alguno de sus productos no superan el estándar
de calidad, si un fresado está mal hecho es comprobable para cualquiera que
tenga un poquito de experiencia, si una rosca 5/32 whitworth está desfasada
también es fácilmente comprobable. Y por mas que lloren y pataleen, la
respuesta es siempre la misma, “está mal hecho, le erraste” “no podés soportar
1000 kilos con un bulón de 5 milímetros por mas noble que sea el material o por
mas buena persona que sea el operario que fabricó la pieza”. Hasta el momento
ninguno se ha enojado por decirles que le erraron en su trabajo, que lo que
hicieron no está bien, por supuesto fundamentado. A lo sumo te ganas el mote de
hincha pelotas.
Me gusta relacionar este pensamiento con el mundo del vino, porque
también es una industria, aunque diferente pero industria al fin, el que crea que son artistas o gurús que se sientan
en la montaña a recibir un designio místico de la naturaleza, naturalmente no
está en sus cabales.
Existe mucho prurito por parte de los que comunican en el
mundo del vino, a exponer falencias o errores, argumentando que sería una falta
de respeto al trabajo de las personas que lo producen o que personalmente
prefieren solo opinar de lo que les gusta, como si esto tuviera un valor
diferencial.
Y NO ESTOY HABLANDO DE ESTILOS NI DE DISEÑOS. Pienso en
blancos que solo tienen gusto a madera y nada más, algunos tintos que son tan ácidos o alcohólicos
que no podés tomar mas de un sorbo. En botellas que cuestan 3 jornales de un
operario promedio. En bodegas millonarias y finqueros fundidos, etc, etc, etc..
Hay mucho para pensar.
Pero mientras sigamos pensando que el que hace una crítica
negativa sobre un vino, es un lobo estepario, un mala leche a sueldo o un loquito que solo
quiere destruir a un pobre y noble montañés, creo que vamos mal. No solo atañe a los que comunican, también entran en la bolsa los canales de venta, sea vinotecas, supermercados o almacenes especializados en bebidas, que por lo bajo te pueden llegar a decir que tal o cual vino no está bien pero casi nunca lo comunican a sus proveedores.
Una de mis primeras entradas fue http://pasionkuari.blogspot.com.ar/2012/03/un-vino-rico-o-una-critica-pusilanime.html
Lamentablemente poco ha cambiado, sigue faltando
profesionalismo en la crítica, los blogs se escudan en su amateurismo, la
prensa especializada no existe o no tiene credibilidad.
Pero lo que asusta no es eso, si no que como en un fascismo
arcaico, solo se debe comunicar lo que nos produce placer o lo que nos gusta.
Parece que lo demás no importa, no vaya a ser cosa que se ofenda tal o cual,
seamos libres en tanto y en cuanto opinemos que todo está bien.
Mientras sigamos así, nada va a cambiar.
Que viva la Pepa!!!